lunes, 31 de octubre de 2011

APRENDER A MANEJAR LOS CELOS - V parte - (Basado en las Investigaciones de Ayala Malach Pines) Hoy expondre los capitulos: 12, 13 y 14

                                                          
¿Existe la «personalidad celosa"?

 
Las personas que han tenido varias relaciones íntimas que han terminado a causa de sus celos suelen comentar que han sido celosas desde pequeñas. Esto ha hecho que algunos psicólogos de la personalidad sostengan que existe algo así como una "personalidad celosa". Las diferencias observables entre las personas en cuanto a su propensión a reaccionar con celos, aseguran, no sólo son válidas y confiables desde el punto de vista de su prolongación en el tiempo: se verifican también en las familias.

Mi experiencia personal me lleva a creer que poner a ciertos individuos el marbete de "personalidades celosas" no les hace ningún bien, e incluso puede ser perjudicial. Más útil resulta considerar que las personas tienen diferentes predisposiciones a los celos. Como vimos al principio, los celos se originan en los primeros años de vida. Y vuelven a desencadenarse cada vez que se percibe la amenaza de la pérdida de una relación amorosa valorada. Es común que las personas a quienes los psicólogos de la personalidad rotulan como "personalidades celosas" hayan pasado por una experiencia más traumática asociada con la infidelidad, los celos o la pérdida de amor en su infancia, y, en consecuencia, están más predispuestas a reaccionar poniéndose celosas en etapas posteriores de sus vidas.

¿Cuán celoso era usted en sus primeros años de vida?

. ¿Durante la infancia?

. ¿Durante la adolescencia?

. ¿Durante la juventud?

. ¿Durante la edad adulta?

De las personas que yo investigué, la mayoría afirma ron haber sido más celosas en la adolescencia. Es posible que durante este período tormentoso, todas las experiencias, en tre ellas los celos, sean más intensas. También es posible que los adolescentes sean más propensos a sentir el temor de perder a su amado porque en esa etapa de la vida las relaciones se caracterizan por una falta de compromiso mutuo.

Los interrogados acusaron niveles decrecientes de ce los después de la adolescencia (menos durante la juventud que durante la adolescencia, y menos durante la edad adulta que durante la juventud). Hay varias formas de interpretar estos datos. Es posible que a lo largo del tiempo las personas desarrollen mejores estrategias para hacer frente a los celos. Es posible que, con la experiencia, eviten relaciones en las que resulta probable que los celos se desencadenen a menudo. Es posible que con la edad la mayoría de las personas adquieran más seguridad en ellas mismas y estén así menos propensas a sentirse amenazadas por ciertos desencadenantes de los celos. Es posible que con el paso del tiempo la mayoría de las parejas desarrollen un cierto grado de seguridad en su relación y estén entonces menos propensas a ver los incidentes desencadenantes de celos como amenazas importantes. Y es posible que la creciente apertura que se observa en la sociedad en general y en la institución del matrimonio en particular haya causado una decadencia generalizada de los celos.

El hecho de que las personas que eran más celosas que otras en la infancia también tiendan a ser más celosas que otras en etapas posteriores de la vida sustenta la noción de que las personas tienen predisposiciones estables a los celos. Ese género de predisposición es influida por la constelación familiar. Los psicólogos del desarrollo sitúan las raíces de los celos de los adultos en la rivalidad entre hermanos. El patrón psicológico de reacción a los factores desencadenantes de los celos en épocas posteriores de la vida, sostienen, está determinado por las primeras experiencias de celos del niño cuando su deseo de disponer con exclusividad de la madre es amenazado por un hermano.

De acuerdo a mis investigaciones, cuanto más herma nos varones mayores tenía una persona, mayor era su pro pensión a ser celosa. Cuantos más hermanos menores tenía, menor era su propensión a ser celosa. El número de hermanas no estaba relacionado con los celos. Esto sugiere que la presencia de un hermano no es en y por sí misma un factor desencadenante de los celos. El factor desencadenante tiene que ser un hermano que esté en una posición ventajosa (un hermano varón mayor tiene ventajas tanto desde el punto de vista de la edad como del sexo en nuestra sociedad patriarcal). Los celos en la edad adulta están influidos por la envidia que uno siente en la infancia por las ventajas de que goza el hermano y por el triángulo de celos que se establece en ese período con ese hermano y la madre.

Si realmente tenemos una predisposición a los celos, podemos esperar que en algún momento la gente que nos rodea lo advierta. Y así ocurre. ¿La mayoría de los que le conocen bien le consideran una persona celosa? Cuanto más celoso sea (o considere que es), más alta será la probabilidad de que la gente que le conoce bien le considere una persona celosa. El tormento de los celos es difícil de ocultar.

Si es difícil ocultarles nuestros celos a aquellos que nos conocen, mucho más difícil es ocultárselos a nuestros compañeros íntimos. Ellos no sólo son los que probablemente más provocarán nuestros celos sino también sus testigos privilegiados. La gente tiene menos propensión a mostrar una conducta celosa en público o en relaciones ocasionales que a hacerlo en las relaciones íntimas. Una razón obvia es que es más probable que los celos aparezcan en una relación íntima que en una relación ocasional menos valorada. Otra razón es que por lo general la conducta celosa suele ser considerada socialmente inaceptable en nuestra cultura.

¿Las personas con quienes usted ha tenido una relación de intimidad le consideran celoso? Cuanto más celo so se sienta usted mayor será la probabilidad de que su compañero lo considere celoso (mucho más aún que las otras personas que le conocen bien). La razón parece bastante simple: usted es celoso, y su compañero, no puede evitar advertirlo y "decirlo tal cual es". ¿Correcto? No necesariamente. También es posible que cuanto más lo considere celoso su compañero más propenso esté usted a considerarse celoso. Su compañero puede decirle que usted es celoso por muchas razones, de las cuales sólo una es que usted es verdaderamente celoso. Otra razón, como vimos, es que él, o ella, tenga fantasías en las que se ve involucra do sexualmente con otras personas, o tenga amoríos rea les, y le haga pensar a usted que es excesivamente celoso para disculpar su propia conducta.

Cuando pregunté a mis entrevistados qué era, según pensaban ellos, lo que provocaba los celos, una de las respuestas más comunes fue "la inseguridad personal". Algunas personas, y también algunos investigadores, creen que los celos son una parte de la personalidad de una persona, y que aquellos que son inseguros en general también son inseguros en sus relaciones íntimas, y que esa inseguridad se manifiesta como celos)

Suena bastante sencillo, ¿no es así? Sin embargo, la explicación que ocupó el segundo lugar fue: "Los celos son el resultado del temor a resultar desprestigiado". Tercera en la escala fue: "Los celos son el resultado de la debilidad de la relación". La cuarta fue: "Los celos son el resultado de sentirse excluido y dejado de lado".

El temor a resultar desprestigiado, el sentimiento de exclusión y los problemas de la relación no son partes estables de la personalidad de una persona. Se relacionan más bien con la dinámica de una situación o relación específicas.

Esto nos retrotrae a la noción (presentada anteriormente) según la cual los celos siempre son resultado de una interacción entre una cierta predisposición y un cierto acontecimiento desencadenante. La predisposición a los celos está relacionada con otras características de la personalidad tales como, por caso, la inseguridad. Si la predisposición habrá de manifestarse o no, depende de la relación misma: de los problemas que se presenten en las relaciones que se entablan con otras personas así como de la confianza y el nivel de seguridad que los compañeros tengan en cada relación.

En definitiva, que la predisposición a los celos se manifieste o no depende también en parte del estado mental en que usted se encuentre en ese momento y que puede no tener nada que ver con los celos. ¿Cómo describiría usted su estado mental? Cuanto mejor sea su estado mental menores serán las probabilidades de que sufra los tormentos de los celos. Pero, por supuesto, si usted está inmerso en una crisis de celos, eso no tendrá el mejor de los efectos sobre su estado mental.

¿Cómo describiría usted su estado físico? Un pobre estado físico, en menor medida que el estado mental, también se asocia con una tendencia más pronunciada a experimentar celos. Cuanto mejor sea su estado físico en general, menores serán las probabilidades de que los celos lo dominen.

A diferencia de los datos que se refieren a los primeros antecedentes de los celos en nuestra infancia, con respecto a los cuales poco es lo que podemos hacer, sí es posible en cambio traducir los datos acerca de la correlación entre nuestros estados mental y físico y los celos a recomendaciones específicas.

En razón de que más adelante hay una sección dedicada a diversas técnicas para hacer frente a los celos, en este momento recuerde simplemente que si usted se siente atormentado con frecuencia por los celos, una forma de prepararse para enfrentar el problema es mejorar su salud mental y física en general. Puede mejorar su salud mental acudiendo a una terapia, aprendiendo técnicas de relajación, o haciendo cosas que lo hagan sentir bien. Cuando usted se siente mejor psicológicamente, la probabilidad de que sus celos lo dominen es mucho menor, aun cuando otros de los factores que influyen en la situación no hayan cambiado. Análogamente, si usted mejora su estado físico, su capacidad para hacer frente a todas las tensiones de su vida, entre ellas los celos, mejorará. Si a usted le gusta bailar, por ejemplo, ponga música con mucho ritmo y baile quince minutos todos los días, especialmente cuando esté deprimido. Eso tendrá un efecto positivo tanto en su estado de ánimo como en su estado físico, lo que probablemente le ayude a manejar más eficazmente sus celos.
                                   

              

                            Una palabra acerca de los celos moderados


Hasta aquí nos hemos dedicado particularmente a las formas extremas de los celos, es decir aquellas que provocan un dolor y una furia tremendos. Los celos no siempre alcanzan esos extremos: también se presentan en dosis más moderadas. ¿Con qué frecuencia experimenta usted celos moderados? Cuando experimenta celos moderados, ¿cuánto suelen durar?
La mayoría de las personas experimentan celos moderados con mucha más frecuencia que celos extremos ("cada vez que lo veo flirtear con una mujer atractiva", "cada vez que ella expresa admiración por otro hombre"). Esa experiencia dura mucho menos (más que días, segundos), y es mucho menos dolorosa y traumática. De hecho, algunas personas incluso dicen que este tipo de celos le agregan cierto condimento a sus relaciones. Una mujer que se describe a sí misma como felizmente casada explica:
"Cuando lo veo flirteando con una mujer atractiva -los ojos le brillan y tiene una ex presión radiante- me recuerda lo guapo que es. Siento una punzada de celos, pero no es un sentimiento desagradable. Hasta podría decir que en cierta medida me agrada. Le agrega emoción a nuestra relación, es como una forma de coqueteo. Me da la certeza de que no debo dar por descontado su amor... Si me mantengo serena es porque me siento segura de su amor, y sé que cuando lleguemos a casa vamos a hablar de aquella otra mujer, y nos vamos a reír de todo el episodio."
Los celos son como la pimienta. Úselos con moderación y le agregarán sabor a la relación. Pero usados en demasía pueden quemar. De hecho, en uno de mis estudios acerca del agotamiento del matrimonio descubrí que cuanto más intensos eran los celos que experimentaban las personas en su relación, más probable era que ésta se agotara) Con los celos moderados parece verificarse lo contrario.
La "persona celosa" y la "persona no celosa"
Volvamos ahora al tema de la definición que cada uno hace de sí mismo como celoso o no celoso. Las personas que se describen a sí mismas como celosas aseguran también que sufren los celos más intensamente y con más frecuencia que las que se describen como no celosas. En el primer grupo, los celos se desencadenan más fácilmente y duran más tiempo. Estas personas consideran que sus celos son un verdadero problema y reconocen haber experimentado celos en todas las etapas de sus vidas. Los otros los ayudan a confirmar su percepción de sí mismos como personas celosas. Las personas que les conocen bien y las que han tenido relaciones íntimas con ellas las consideran celosas.
Sin embargo, como hemos visto a lo largo de esta sección, las personas que se describen a sí mismas como no ce losas también experimentan celos cuando una amenaza se cierne sobre una relación importante. Más aún, los experimentan con los mismos síntomas físicos, emocionales y cognitivos que las personas que se definen a sí mismas como celosas. Los experimentan como reacción a factores desencadenantes similares y en un orden de importancia similar: un amorío con alguien a quien conocen y envidian provoca los celos más intensos, y los celos que provoca un amorío con alguien a quien no conocen y a quien tienen en baja estima son los menos intensos.
Si bien los factores desencadenantes y la experiencia concreta de los celos son similares en ambos grupos, hay una serie de diferencias entre las relaciones de quienes se describen como personas celosas y de quienes se consideran personas no celosas. Las personas no celosas se sienten más seguras de su relación, esperan que dure más tiempo y están más seguras de que sus compañeros nunca les han sido infieles. En contraste con esto, ocurre que entre las personas que se describen como celosas, aun cuando tengan buenas razones para sentirse inseguras en sus relaciones y experimentar ce los, algunas perciben sus celos como un rasgo de su personalidad. No dicen: "Estoy sintiendo estos celos porque mi marido, con quien estoy casada desde hace treinta y cinco años, ha tenido un amorío". Dicen más bien: "Estoy sintiendo es tos intensos celos porque soy una persona celosa". La primera respuesta implica que el problema es producto de la situación y que, por lo tanto, puede tener solución. La segunda implica que el problema es inherente a la personalidad del individuo y, por lo tanto, es mucho más difícil de solucionar.
Habida cuenta de que hay entre la gente un gran consenso acerca de cuáles son los factores desencadenantes de los celos y cómo se los experimenta, es sorprendente que haya quienes prefieren explicarlos como un rasgo de personalidad frente al cual es poco lo que se puede hacer, y en cambio otros los expliquen en el contexto de una situación particular en la que lo que se puede hacer es muchísimo.
Es posible, desde luego, que algunas personas vean sus celos como un rasgo de personalidad porque ello explica conductas que de otro modo resultarían inaceptables. Los celos sexuales están ampliamente aceptados como fundamentos de indignación moral en nuestra cultura. El "sentirse ce loso" sirve como explicación o excusa para una variedad muy amplia de acciones hostiles, amargas y violentas. Sin el con texto legitimador de los celos estas mismas acciones serían consideradas síntomas de una severa patología y perturbación mental.
No es sorprendente que las personas que se describen a sí mismas como celosas tiendan también a atribuir más efectos positivos a los celos y los consideren más positivos en general que las personas que se describen a sí mismas como no celosas. Por ejemplo, las personas celosas tienden a creer que los celos nos enseñan a no dar por descontado el amor, hacen que las relaciones duren más tiempo, inducen al compromiso, aportan emoción a las relaciones anodinas, hacen que el compañero de uno parezca más deseable y que uno ponga a su relación bajo análisis.
Pero aunque ser una "persona celosa" puede servir para disculpar ciertas conductas inaceptables ("Es por eso que no quiero que bailes con nadie más que yo"; "Es por eso que tuve una rabieta"), a la larga provoca más problemas que los que resuelve. La razón: reduce enormemente nuestra libertad de acción y nuestra capacidad de hacer frente a los factores desencadenantes de los celos.
Dicho esto, vuelvo ahora a la pregunta planteada al comienzo de esta sección: ¿Es usted una persona celosa?
Sea cual fuere su respuesta, probablemente esté interesado en aprender algo acerca de las raíces inconscientes de sus celos, que son el tema de la próxima sección.


                                                      Cap. 14
                          Las raíces inconscientes de los celos sentimentales
"Quien despierta a los perversos demonios que habitan imperfectamente domados un alma humana y quiere combatirlos, ha de hallarse preparado a no salir indemne de tal lucha."
SIGMUND FREUD
Los celos son normales y universales
Según Freud los celos son universales no porque sean innatos sino porque son inevitables. Nadie puede escapar a ellos porque se originan en dolorosas experiencias infantiles que todos compartimos. Estos traumas infantiles universales vuelven a experimentarse cada vez que se despiertan nuestros celos en la edad adulta.
Puesto que todo el mundo los experimenta, los celos son, por definición, normales. Freud describe los celos como "uno de esos estados afectivos, como la tristeza, que hemos de considerar normales. De este modo, cuando parecen faltar en el carácter y en la conducta de un individuo, deducimos justificadamente que han sucumbido a una enérgica represión y desempeñan, en consecuencia, en su vida anímica in consciente un papel tanto más importante."
En la perspectiva de Freud, si uno no experimenta ce los cuando una relación importante está siendo amenazada, hay algo en uno que no está del todo bien. Es semejante a no sentir tristeza cuando muere alguien que a uno le interesa mucho. Lo más probable es que una respuesta así signifique que uno está esforzándose por reprimir sus sentimientos u ocultárselos a los demás, además de a uno mismo.
Cincuenta y seis años después de la publicación del trabajo de Freud sobre los celos, un psiquiatra llamado Emil Pinta publicó un artículo titulado Pathological Tolerance (Tolerancia patológica). Describe un síndrome clínico por el cual una persona que debería responder poniéndose celosa no lo hace. Pinta cita varios casos en los que un esposo o una esposa aceptaron una relación sexual entre su compañero y una tercera persona.
En un caso, John (de veinticinco años) estaba casado con Sharon (de treinta y tres). Michael (de diecisiete), un desertor de la secundaria que en un principio había sido con tratado para ayudar con las faenas de la granja, vivía con ellos y se había convertido en el amante de Sharon. Ésta insistía en que amaba a los dos hombres y que no deseaba optar por uno de ellos. A John no le gustaba nada tener otro hombre en la casa haciéndole el amor a su esposa, pero era renuente a marcharse o a presionar a Sharon para que se decidiera entre él y Michael.
En otro caso, Lana (de veintiséis años) estaba casa da con Jack (de treinta y dos). Durante el año previo al comienzo de su terapia, otra mujer, Marilyn (de treinta y dos años) vivió con ellos en su casa y compartió sexual- mente a Jack. Marilyn y Jack trabajaban durante el día, y Lana se quedaba en la casa cuidando a los dos hijos que Marilyn tenía de un matrimonio anterior. Lana se describió a sí misma diciendo que se sentía "no valorada e incomprendida" por Jack, Marilyn y los niños. La razón primor dial por la que comenzó la terapia fue "para lograr que los chicos me obedezcan". Era consciente de que su relación con Jack y Marilyn era emocionalmente destructiva, pero se negaba a contemplar la posibilidad de marcharse o de insistir en que Marilyn se fuese.
Pinta sugiere que la dinámica de la tolerancia pato lógica es idéntica a la de los celos patológicos. Volveremos a la dinámica de la tolerancia patológica (y a los dos triángulos) después de examinar la dinámica de los celos patológicos. Por ahora, creo que la mayoría de las personas estaría de acuerdo con Pinta en que, tanto en el caso de John como en el de Lana, hay algo que no es demasiado "normal" en su falta de celos y en el conjunto de la relación en la que están inmersos.
Un síndrome clínico similar a la tolerancia patológica es el escotoma psicológico (ceguera), la incapacidad para advertir o interpretar correctamente situaciones que para virtualmente cualquier otra persona son desencadenantes obvios de los celos. Un ejemplo de escotoma psicológico que tal vez usted recuerde del principio uno es el del esposo cuya esposa flirtea con todo hombre que se le cruce y se va a la cama con cualquiera que se lo proponga, y el esposo es el único que no lo sabe y ni siquiera lo sospecha. Una mujer que se involucró sexualmente con un hombre cuya esposa parecía estar sufriendo de escotoma psicológico describe así esta extraña experiencia:
"Estábamos bailando tan provocativamente -prácticamente 'haciéndolo'- que creo que no había nadie en la fiesta que no se diera cuenta de que algo estaba pasando. Nadie salvo su esposa, que charlaba con sus amigas y de vez en cuando nos dispensaba una sonrisa. Sé que a ella no le gusta bailar, y el esposo dice que tampoco le gusta el sexo, de modo que cuando su marido lo está 'haciendo' con otras mujeres, ella simple mente no lo advierte. Y como él insiste en que necesita tener sexo todos los días y para ella una vez cada tres meses es más que suficiente, es mucho lo que no ve. Quién sabe, tal vez se sien te aliviada de que alguien esté haciendo el 'trabajo sucio' por ella."

Apuntes tomado de: http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm






                                                    

jueves, 27 de octubre de 2011

MEDITACIÖN IV. LA FAMILIA ES URGENTE. VOZ: MARILÓ LÓPEZ GARRIDO.

Hola amigos aqui os dejo otro video publicado por Marilo Lopez Garrido. Periodista, terapeuta espiritual, compositora, escritora y fotógrafa española. Es una de las pioneras en el mundo hispano hablante y a través de la radio, de la divulgación de temas relacionados con la autoayuda, el crecimiento personal, la espiritualidad, salud natural, medicina alternativa así como temas de interés social como ecología, derechos humanos, la pobreza o denuncia de las situaciones que corren los más desfavorecidos. Yo la escuchaba a finales de los 90 cuando de repente desaparecio el programa con este mismo nombre.Hace unos dias, me enteré que estaba haciendo de nuevo el programa para Argentina. aqui os dejo esta pagina http://www.continental.com.ar/archi3.asp?ini=23%3A25%3A00&fin=23%3A59%3A59&fec=10%2F22%2F2011+14%3A17%3A23&tit=La+voz+de+la+noche%22

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ho´oponopono: Meditacion por Vivi Cercera, 4 PALABRAS QUE CURAN

El método del Ho'oponopono, que significa literalmente “causa perfección” “corregir el error”; nos propone volver al estado de purificación que alguna vez hemos tenido...
aceptando que somos la sumatoria de pensamientos, emociones y acciones pasadas que marcan nuestras elecciones y acciones presentes; básicamente cuando uno con su pensamiento toma conciencia de su error, la divinidad toma ese pensamiento y lo purifica, alejando de nosotros esa memoria perturbadora de nuestro aquí y ahora. Bajate el libro aqui,   http://www.alternativamexico.com/Hooponopono.pdf



Ramón Gamero. Terapeuta holístico. (Cita previa 650 91 73 64 - 955 99 72 33)

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APRENDER A MANEJAR LOS CELOS - IV parte - (Basado en las Investigaciones de Ayala Malach Pines) Hoy expondre los capitulos: 9, 10 y 11

                                                   Gente que provoca celos


Hasta aquí nos hemos estado refiriendo exclusivamente a las diferentes situaciones que pueden desencadenar reacciones de celos. Pero los efectos que estas situaciones tengan dependen de las personas involucradas. Es posible, por ejemplo, que la mujer que descubrió a su es poso sobre la pila de abrigos pudiese mantener la serenidad porque no veía a la otra mujer corno una rival importante sino más bien como una "puerca" despreciable. El hombre que descubrió a su esposa con su mejor amigo, en cambio, no sólo tenía un rival importante, sino que sufrió el dolor adicional de ser traicionado por las dos personas que más quería y en las que más confiaba.

¿Quiénes son las personas que más hacen despertar los celos en usted? Trate de imaginar: ¿cuán intensos serían los celos que experimentaría si descubriera que su compañero ha estado teniendo un amorío con...

. alguien que usted no conoce personalmente y por quien tiene una baja estima?

. alguien que usted no conoce personalmente y de quien no sabe nada?

. alguien que usted no conoce personalmente y por quien tiene una alta estima?

. alguien que usted conoce personalmente y de quien desconfía?

. alguien que usted conoce personalmente y le parece muy semejante a usted?

. alguien que usted conoce personalmente, en quien confía y considera un amigo?

. un miembro de la familia?

. su mejor amigo y confidente?

. alguien a quien usted conoce personalmente y a quien envidia?

La mayoría de las personas que respondieron esta pregunta dijeron que una persona por la que tenían baja estima y que no conocían personalmente era la que menos celos les provocaba. La "puerca encima de los abrigos" es un ejemplo. Una camarera del bar de un hotel con la que su esposo tuvo una aventura de una noche es otro ejemplo. Tener baja estima por esta clase de personas y no conocerlas personalmente son dos elementos que ayudan a reducir la amenaza que implica para la parte traicionada el hecho de que su compañero esté involucrado con alguna de ellas. Es importante señalar, no obstante, que aun esta clase de personas desconocidas y "de baja estofa" despiertan celos en alguna medida.

Todos los interrogados coincidieron en que el "tercero" que más celos les provocaría sería alguien a quien conocieron personalmente y a quien envidiaron: alguien a quien consideraron más brillante o más atractivo que ellos mismos, o bien más exitoso en aquello en que a ellos les hubiera gustado serlo. El amorío del compañero con este tipo de persona produce la amenaza que se percibe como más importante, porque si uno piensa que esa persona es mejor que uno, ¿por qué no lo pensaría su compañero?


                               ¿Cuán celoso (o celosa) es usted?


Después de examinar estas diferentes situaciones y las respuestas que pueden desencadenar y compararlas con las que usted haya dado, ¿cuán celoso (o celosa) piensa que es? ¿No lo es en absoluto? ¿Moderadamente? ¿Suma mente? Casi todas las personas que respondieron a mi cuestionario se describieron a sí mismas como moderadamente celosas. Las pocas personas que se describieron a sí mis mas como sumamente celosas o como nada celosas son las que caracterizaríamos como anormalmente celosas o anormalmente no celosas.
Anteriormente le pedí que evocara la experiencia de celos más intensa que hubiera vivido. Volvamos a esa experiencia. ¿Por cuánto tiempo se prolongó? ¿Minutos? ¿Días? ¿Meses? ¿Años? La mayoría de las personas sostiene que una experiencia extrema de celos dura algunos días. En unos pocos casos, cuando la experiencia es especialmente traumática o la persona es especialmente propensa a los ce los, puede prolongarse por meses e incluso por años sin perder su intensidad.
Jane, una mujer elegante y atractiva, estuvo felizmente casada treinta y cinco años hasta que descubrió que su esposo había tenido un amorío con una mujer más joven que había conocido en su trabajo. Siete meses después de haber descubierto el amorío -y cuando ya hacía mucho tiempo que su marido lo había dado por terminado- Jane todavía no podía superar los intensos celos que sen tía. No podía dejar de pensar en la otra mujer y comenzó a espiarla. La primera vez que pudo verla fue en una matineé de opera. El hecho de ver a su rival ataviada con un escandaloso vestido escotado en la espalda la sumió en un abatimiento que duró semanas.
El descubrimiento de que el esposo con quien una ha estado casada treinta y cinco años, un hombre que una consideraba su mejor y más sincero amigo, la ha traicionado es sin duda una causa más que justificada para sentirse sumamente celosa. Sin embargo, las personas "anormalmente celosas" reaccionan poniéndose extremadamente celosas ante desencadenantes mucho más moderados, y con mucha mayor frecuencia que el resto de la gente. Los "celos anormales" pueden ser consecuencia de haber elegido a un compañero que es probable que nos haga poner celosos (debido a su personalidad, a nuestra propia falta de confianza o a la dinámica de la interacción que tenemos con él). Otra causa puede ser que imaginemos amenazas aun cuando no las haya en absoluto: "Cada mujer atractiva que veo por la calle es una amenaza. Cuando pienso en las mujeres que él conoce en su trabajo siento que me vuelvo loca de celos".
¿Con qué frecuencia experimenta usted celos desmedidos? ¿Nunca? ¿Muy pocas veces? ¿Ocasionalmente? ¿A menudo? ¿Todo el tiempo? Para la mayoría de las personas la experiencia de sentir celos intensos es poco común. Las personas que son "anormalmente no celosas" nunca experimentan celos intensos. Hay personas que para protegerse evitan involucrarse con alguien de quien están apasionada mente enamoradas. Otros recurren al simple expediente de "no ver", o ignorar, la amenaza.
Los celos pueden ser una experiencia sumamente dolorosa, pero hacerlos cesar no es fácil. Pregunta: ¿puede usted dejar de estar (sentirse, pensar, actuar) dominado por los celos? ¿Decididamente sí? ¿Sólo hasta cierto punto? ¿Decididamente no? La mayoría de las personas pueden lograrlo, pero sólo hasta cierto punto. Cuando uno está en medio de una crisis de celos, esto resulta particularmente difícil. Más adelante encontrará una sección que aporta sugerencias acerca de cómo lograrlo.
Jane decía que no podía dejar de estar celosa. Por mucho que lo intentara no podía dejar de pensar en la otra mujer: en cómo lucía en el teatro con su vestido escotado en la espalda, en cómo sonaba su voz en el contestador automático ("tan artificialmente alegre"), en cómo debía de haberse comportado con su marido (libre, atrevida). Jane no podía evitar que su mente volviera una y otra vez sobre cada uno de los detalles del amorío.
Jane sólo pudo sobreponerse a sus intensos celos a través de la terapia. Así fue como llegó a comprender que ella hizo su parte para facilitar aquel amorío al mantener se distante e inaccesible en circunstancias en que su esposo necesitaba apoyo y quería demostrarse a sí mismo su virilidad. También comprendió que el amorío de su esposo sólo explicaba en parte su obsesión con la otra mujer. Sus pensamientos y sentimientos estaban relacionados con su propia desilusión a propósito de las elecciones que había hecho en la vida. La otra mujer tenía una carrera exitosa y había logrado muchas de las cosas que Jane habría querido lograr. Como mujer libre e independiente que era, su rival podía darse el lujo de acudir al teatro vestida con un atuendo escandalosamente sexy. También podía hacer otras cosas (como andar en amoríos) que Jane, como mujer casada y ama de casa con todas sus responsabilidades familiares, nunca podría darse el lujo de hacer. Jane dedicaba su vida a su esposo y sus hijos. Nunca tenía tiempo para sus intereses personales y sin embargo su dedicación parecía no tener un reconocimiento. Una vez que Jane comprendió las raíces de su obsesión pudo orientar la energía que ponía en movimiento a sus celos hacia el descubrimiento de nuevos modos de darle sentido a su propia vida.


               Capi 11 La persona celosa y la relación que produce celos
Hasta el amorío de su esposo, Jane nunca se había considerado una persona celosa. El amorío le hizo cambiar su percepción de sí misma. "Descubrió" que era celosa. Pregunta: ¿su compañero le ha sido infiel alguna vez? Si la respuesta es sí, existe la probabilidad de que también usted se des criba como una persona celosa. De hecho, cuanto más infieles son los compañeros -o dicho de otro modo, en cuantas más situaciones provocadoras de celos se involucren- más alta es la probabilidad de que las personas sean celosas.
La infidelidad deteriora el sentido que uno tiene de la seguridad de la relación. Hace comprender que aun un buen matrimonio puede verse amenazado. Y resulta que la seguridad opera como un amortiguador contra los celos. Cuanto más inseguro se siente uno en una relación, más alta es la probabilidad de que se ponga celoso.
Otra pregunta: ¿cuánto tiempo espera usted que dure la relación? Cuanto más duradera espera uno que sea la relación, menor es la probabilidad de que se ponga celoso. Resulta revelador que la duración de la relación en y por sí misma no fue relacionada para nada con los celos: hubo parejas jóvenes y viejas (en términos del tiempo en que sus miembros habían estado juntos) que se describieron como celosas, y hubo parejas jóvenes y viejas que se describieron como no celosas. La duración que se esperaba que tuviera la relación, que es una medida de seguridad y compromiso, sí exhibió una correlación con los celos: a mayor compromiso, menos celos.
El compromiso con una relación no se desarrolla en el vacío. Es un reflejo del modo en que los miembros de la pareja se Sienten el uno respecto del otro y respecto de la relación. Los datos indican que cuanto más satisfecha se siente una persona con su compañero y con la relación menos celosa tiende a ser. Pregunta: ¿Cómo se siente usted con su compañero y con la relación en general? Cuanto más satisfecho se sienta, menor será la probabilidad de que sea celoso.
¿Son los celos los que provocan insatisfacción, o es la insatisfacción la que provoca celos? Se podría argüir que los celos, con su cortejo de drama, conflicto y desdicha son la causa de la inseguridad y la insatisfacción. Desde otro punto de vista, se podría decir que las relaciones inestables, inseguras e insatisfactorias hacen que las personas sean más sensibles a las amenazas y, en consecuencia, más propensas a los celos. Una interpretación se centra en la persona celosa, la otra en la relación celosa. ¿Cuál es la correcta? Las secciones que siguen están dedicados a analizar ambas perspectivas y veremos que las dos son correctas.
Como se señaló al principio, las personas no se involucran en un determinado tipo de relación por casualidad. Desempeñan un papel activo en l conformación de sus relaciones así como de los problemas que surgen en ellas. Algunas personas crean relaciones en las que la probabilidad de que se desencadenen los celos es muy baja. Otras eligen compañeros y participan en la construcción de relaciones en tas que es muy probable que los celos se desencadenen a me nudo. Una vez establecida la relación, ambos compañeros tienen que estar en connivencia para que un problema de celos se mantenga vigente.
¿Cree usted en la monogamia para usted? Ocurre que la mayoría de las personas creen que la monogamia es el mejor tipo de relación. Aun aquellos que no la practican lo creen. Si bien aquellos que practican la exclusividad en sus relaciones íntimas tienden a ser más celosos que aquellos para quienes la exclusividad no es tan importante, las personas monógamas tienden a buscar compañeros que piensen como ellos y en consecuencia tienen relaciones en las que resulta improbable que se desencadenen los celos.
Si la conexión entre la creencia en la monogamia y los celos no parece obvia, señalaré una conexión mucho más obvia entre lo que hacemos a los demás y lo que tememos que puedan hacernos a nosotros. ¿Le ha sido usted sexualmente infiel a su compañero alguna vez? (¿Nunca? ¿Una vez? ¿Muy pocas veces? ¿Muchas veces? ¿Todo el tiempo?) Es probable que cuanto más infiel haya sido usted, más celoso sea. Cuantas más mentiras haya dicho, más sensible se torna su oído a las mentiras, y a veces las oye aun cuando no hayan sido pronunciadas. Cuantas más intrigas haya urdido para poder estar con su amante, más sospechas le despertarán ciertas situaciones que podrían ser intrigas de ese tipo.
Los "celos proyectados" derivan de la infidelidad que uno mismo comete o bien de impulsos a ser infiel que han sido reprimidos. ¿Ha fantaseado alguna vez con involucrarse sexualmente con alguna otra persona que no sea su compañero? La mayoría de la gente ha tenido fantasías de ese tipo alguna vez. Lo que resulta revelador es que aquellos que fantasean más a menudo con estar con alguna otra persona son también los que se describen a sí mismos como más celosos. Como se sienten atraídos hacia otros y posiblemente tienen pensamientos ligados a amoríos salvajes, dan por su puesto con toda naturalidad que su compañero también tiene esos pensamientos. Como piensan a veces en fugarse con un amante apasionado, están seguros de que su compañero también lo piensa. La proyección de sus propios impulsos sobre su compañero los hace ponerse celosos.
Los celos pueden proyectarse sobre otras personas además de sobre el propio compañero. De hecho, ciertos individuos que se describen a sí mismos como celosos tienden a pensar que hay más gente celosa en la población global que lo que creen las personas que se describen a sí mismas como no celosas.
Por añadidura, las personas que se describen a sí mismas como celosas prefieren que sus compañeros sean celosos y en general tienden a ver a los celos como una característica positiva de la personalidad. Son propensos, por ejemplo, a considerar los celos como una reacción normal que acompaña al amor, o como una respuesta instintiva a una amenaza. Son menos propensos a verlos como un defecto.
Es posible que aquellos que consideran que no pueden controlar su reacción de celos necesiten creer que los celos no son un rasgo negativo. La necesidad de justificar sus propios celos es tan grande que les impide ver el efecto negativo que los celos pueden tener sobre las relaciones íntimas. En realidad, cuanto más se describían estas personas como celosas, más propensas estaban a terminar sus relaciones íntimas a causa de sus propios celos.

martes, 25 de octubre de 2011

OSHO meditacion III .- CIERRA LOS OJOS - VOZ: MARILÓ LÓPEZ GARRIDO






 Hola amigos aqui os dejo otro video publicado por Marilo Lopez Garrido. Periodista, terapeuta espiritual, compositora, escritora y fotógrafa española. Es una de las pioneras en el mundo hispano hablante y a través de la radio, de la divulgación de temas relacionados con la autoayuda, el crecimiento personal, la espiritualidad, salud natural, medicina alternativa así como temas de interés social como ecología, derechos humanos, la pobreza o denuncia de las situaciones que corren los más desfavorecidos. Yo la escuchaba a finales de los 90 cuando de repente desaparecio el programa con este mismo nombre.Hace unos dias, me enteré que estaba haciendo de nuevo el programa para Argentina. aqui os dejo esta pagina. Aqui su facebook, http://www.facebook.com/profile.php?id=100001125022138#!/marilo.lopezgarrido

lunes, 24 de octubre de 2011

APRENDER A MANEJAR LOS CELOS - III parte - (Basado en las Investigaciones de Ayala Malach Pines) Hoy expondre los capitulos: 6, 7 y 8.

       Los celos sentimentales como la sombra del amor



Sea lo que fuere, lo que atrae a dos amantes es lo que constituirá el carácter de los celos que habrán de experimentar. Ilustraré esta afirmación con un ejercicio:

Evoque el momento en que conoció o vio por primera vez a su compañero, y trate de recordar lo mejor posible cómo se sintió. ¿Qué fue lo que más le atrajo? ¿Qué fue lo que hizo que usted pensara (en ese momento o un poco después) que ésta era la persona con la que usted quería compartir su vida? ¿Qué fue lo más importante que la relación le aportó? ¿Sensación de seguridad? ¿De respeto y atención? ¿De ser deseado o adorado?

Ahora vuelva al presente y considere el componente primario de sus celos, los pensamientos y sentimientos más dolorosos asociados con sus celos o los de su compañero. ¿Es el miedo a ser abandonado? ¿Es la humillación y el des prestigio? ¿Es la pérdida de la autoestima?

La tercera parte es la que plantea el mayor desafío, y la más significativa de este ejercicio. Piense: ¿podría haber alguna conexión entre las cosas que la relación le aportó en los primeros tiempos y los componentes primarios de sus celos? Por ejemplo, una mujer que se enamoró de su esposo porque él le hizo sentir que "finalmente había llegado a casa" y que se encontraba en un lugar seguro y a salvo describió el aspecto más doloroso de sus celos diciendo que "se sentía abandonada y completamente sola el mundo".

El ejemplo opuesto, mencionado más atrás, es el la mujer que se enamoró de su esposo porque la convirtió en el centro de su mundo. Después de veinte años de matrimonio pidió el divorcio porque los celos de él la asfixiaban. Su esposo se enamoró de ella porque era hermosa, tipo de mujer con la que sólo se atrevía a soñar cuando era un adolescente tímido. Los celos que este hombre experimentaba se centraban en sus sentimientos de inferioridad e inseguridad.

¿Por qué es tan importante distinguir la conexión entre lo que nos atrajo en nuestro compañero -lo más valioso que la relación nos aportó en un primer momento- y los componentes primarios de nuestros celos? Por que ello demuestra que los celos son, en efecto, la sombra del amor. Más aún, es un recordatorio de que no nos involucramos en esta relación porque sí. Elegimos estar en ella. Algo que está en nosotros nos hizo sentirnos atraídos por nuestro compañero. Algo que está en nosotros nos hace experimentar los celos en la forma en que lo sentimos. Ese algo es nuestra imagen sentimental.

Los psicólogos han dedicado grandes esfuerzos a estudiar quién se enamora de quién. Han descubierto semejanzas entre las parejas en un amplio abanico de variables, entre ellas las características personales, los antecedentes familiares, la educación, los ingresos y la condición social de los padres, la pertenencia religiosa, el sexo de los hermanos, la actitud hacia los padres, la felicidad del matrimonio de los padres, la tendencia a ser un "lobo solitario" o a ser sociables, la preferencia por "quedarse en casa" o por "salir por ahí", los hábitos de fumar y beber, la cantidad de amigos, la inteligencia, el atractivo personal, diversos atributos físicos, la salud mental y la madurez psíquica.

Aun cuando usted y su compañero sean semejantes en varios de los rasgos mencionados en la lista, es probable que de todos modos usted sienta que no fueron ésas las razones reales por las cuales se enamoró de su compañero.

Sin embargo, una vez que hizo su elección, éstas fueron las cosas que le indicaron que su elección era correcta. Su elección emocional -la chispa que sintió- estuvo basada en su imagen sentimental internalizada.

Desarrollamos nuestra imagen sentimental en la etapa más temprana de la vida sobre la base de intensas experiencias que tuvimos durante la infancia. Nuestros padres y otros adultos involucrados en nuestra crianza influyen en el desarrollo de nuestra imagen sentimental por dos vías primarias: (a) por la forma en que expresan, o no expresan, amor por nosotros, y (b) por la forma en que expresan, o no expresan, el amor que sienten los unos por los otros.

Evoque ahora el momento más antiguo de su vida que pueda recordar. (Puede ser útil pensar en una casa en la que vivió o en un acontecimiento determinado que haya quedado fijado en su memoria.) ¿Quién le cuidaba? ¿Quién le enseñó el significado del amor? ¿Fue su madre, su padre, un herma no mayor, un abuelo? ¿Quién más fue importante en su infancia? Trate de recordar lo más que pueda de estas personas, no en la forma en que son ahora sino como eran cuando usted tuvo contacto con ellas en su infancia. ¿Cuáles eran sus rasgos más importantes, buenos y malos? ¿Cuál era la característica más notable de la relación entre ellos? ¿Qué era lo más importante que le daban a usted? ¿Qué era lo que usted más quería y no obtuvo? ¿Se eran infieles unos a otros? ¿Eran celosos?

Los rasgos positivos y negativos de las personas que nos criaron son los ladrillos con los que se construye nuestra imagen sentimental. Pero si bien nuestra imagen sentimental está influida por nuestra madre, nuestro padre y las otras personas que nos educaron, hay una diferencia importante entre los rasgos positivos y negativos que ellos exhiben. Los rasgos negativos tienden a ejercer una influencia mayor sobre nuestra imagen sentimental. La razón que explica esto no es (como ha sugerido un psicólogo) que elegimos casarnos con nuestra peor pesadilla, sino que son rasgos con los cuales todavía tenemos "cuentas pendientes". Si el padre de una niña le fue infiel a la madre, su infidelidad se convertirá en un componente importante de la imagen sentimental de la niña. Si la madre de un niño solía tener ataques de celos, éstos se convertirán en un componente importante de la imagen sentimental de ese niño.

Cuando somos adultos buscamos una persona que se adecue significativamente a nuestra imagen sentimental. Cuando conocemos una persona así, proyectamos nuestra imagen internalizada sobre ella. Esta es la razón por la cual, cuando nos enamoramos, solemos decir: "Siento como si le conociera de toda la vida". Esta es también la razón por la que tan a menudo nos sentimos sorprendidos cuando el encanto se acaba. Es como si no viéramos a la persona sino solamente la proyección de nuestra propia imagen sentimental.

La persona que se adecua a nuestra imagen sentimental es también la persona que en mejores condiciones está de ayudarnos a resolver nuestros traumas infantiles. Por ejemplo, aunque la lógica parecería indicar que una mujer cuyo padre era infiel buscaría un hombre de cuya fidelidad no hubiera dudas, por lo general no es eso lo que ocurre. De hecho, lo más frecuente es que una mujer de esas características se enamore de playboys parecidos a su padre, no porque necesite repetir su trauma infantil, sino porque sólo un hombre que se parece a su padre puede darle lo que no obtuvo de él. La paradoja es que ella se casa con un hombre así porque se parece a su padre, y sin embargo lo que ella quiere con desesperación es que no se comporte como se comportaba su padre. Quiere que él -un hombre sexualmente atractivo, propenso a flirtear y en torno a quien las mujeres se arremolinan todo el tiempo- sea un marido fiel y le dé la seguridad que no tuvo cuando era niña. Aun cuando esto no ocurra, al repetir su trauma infantil en la edad adulta con una cierta medida de control sobre su propia vida, puede lograr -y a menudo ocurre así- un efecto curativo.

Los efectos de una imagen sentimental no siempre son tan directos y sencillos. Un niño que fue testigo de la infidelidad de su madre puede elegir para casarse a una mujer cuya cualidad más positiva sea su fidelidad. ¿Cómo podrá entonces "trabajar" sobre su trauma infantil? Una posibilidad se ría que sospeche que su fiel esposa le es infiel. La comprobación reiterada de su inocencia lo ayuda a curar su herida. Y le demuestra que a diferencia de su padre él es el número uno para su esposa.

Dado que la persona que elegimos para enamorar nos tiene una influencia tan importante en nuestra vida interior, el descubrimiento de esa persona es un acontecimiento crucial. Cuando nos enamoramos y nuestro amor es correspondido nos sentimos plenamente felices. Estamos seguros de que hemos encontrado nuestra "alma ge mela". La soledad desaparece. El amor le da un sentido a toda nuestra vida.

Cuando alguien le da un sentido a toda nuestra vida la amenaza de perder a esa persona puede ser devastadora. Justamente los resultados de una reciente investigación acerca del amor y los celos demuestran que las personas que cargan de un sentido existencial de esa magnitud a sus relaciones amorosas tienden a ser particularmente sensibles a la amenaza de perderlas)

Casi todos tenemos algún conflicto irresuelto que arras tramos desde la infancia. Algunos tenemos más, otros me nos. Para algunos estos conflictos son serios y problemáticos, para otros no tanto. Los experimentamos como vulnerabilidades, inseguridades o temores. Cuando nos enamoramos y nuestro amor nos es retribuido, estas vulnerabilidades, inseguridades y miedos parecen desvanecerse. Somos amados a pesar de nuestras imperfecciones. Nos sentimos completos, nos sentimos seguros. Pero cuando este amor resulta amenazado, los miedos y las inseguridades que creíamos que habían desaparecido para siempre retornan con toda su fuerza. Si esta persona a la que amamos -la persona que pensábamos que nos amaba a pesar de nuestros defectos- está a punto de dejarnos por otra, entonces ¡ya no hay la menor esperanza para nosotros! Ya no nos sentimos seguros ni si quiera de las cosas que antes amábamos en nosotros. La sombra que proyecta la posible pérdida de ese amor es tan intensa como lo era su resplandor.

Como veremos en una próxima sección, aun aquellos que crecieron rodeados de amor y relativamente sin problemas, y cuyos conflictos irresueltos son pocos, reaccionan a la amenaza o a la pérdida real del amor en una forma análoga. Lo más probable, sin embargo, es que esa reacción sea adecuada y proporcionada a la situación.

Puesto que estas personas tuvieron que enfrentarse con traumas infantiles menos abrumadores, su imagen sentimental se basa en los rasgos más positivos de quienes los criaron y en las experiencias de amor que ellos mismos vivieron que observaron entre sus padres. Cuando conocen a alguien que se adecua a esa imagen sentimental internalizada también ellos se enamoran y sienten que han conocido a esa persona de toda la vida. Pero en lugar de sentir que son amados a pesar de todos sus defectos se sienten amados por las cosas que aman en ellos mismos.

Estas personas no dependen con tanta desesperación de este amor como aquellos que tratan de superar un trauma infantil; es menos probable que perciban una amenaza si ésta no existe, y una amenaza real les resulta menos abrumadora. De todos modos, también reaccionan poniéndose celosas cuando un tercero amenaza una relación sentimental que les interesa profundamente.

Si hasta las personas maduras que tuvieron una infancia feliz experimentan celos, podemos suponer entonces que todo el mundo siente celos en algún momento de su vida. Habida cuenta de los orígenes de los celos que analizamos antes, ésta parece ser una conclusión lógica. Todos fuimos niños alguna vez, y como consecuencia de ello arrastramos determinadas vulnerabilidades y temores. Por muy amorosos que hayan sido nuestros padres, todos nos quedamos con hambre alguna vez y tuvimos ocasión de sentir miedo de ser abandonados. Del mismo modo, alguna que otra vez hemos tenido que competir por el amor exclusivo de un padre o de alguien que nos cuidaba y hemos perdido. Puesto que estas experiencias son universa les, los psicólogos afirman con Freud que los celos son universales.

No es necesario que los celos sean el monstruo de ojos verdes que destruye a las personas y sus relaciones. La posibilidad de reconocerlos como la sombra del amor les da a las parejas la oportunidad de examinar dos preguntas fundamentales:

. ¿Cuál es la esencia de su amor? ¿Qué es lo que los atrajo mutuamente en un primer momento, y qué es lo más importante que la relación les ha aportado a cada uno de ustedes?

. ¿Cuál es la sombra que se proyecta sobre su amor cuando está amenazado? ¿Cuál es la amenaza o la pérdida ante la que reacciona la persona celosa? Aun cuando los celos no estén fundados en la realidad, ¿en qué se centran? ¿En una pérdida del amor? ¿De prestigio? ¿De valoración de sí mismo?

Los celos han sido caracterizados como una erupción que puede ser superada sólo a través de una toma de conciencia. A medida que la conciencia nos permite desplazarnos hacia el núcleo de nuestros celos, descubrimos expectativas infundadas, proyecciones, envidia, pérdida de la autoestima, y temores e inseguridades infantiles.

No son cosas "agradables" de descubrir. De hecho, pueden ser tan desagradables que alguna gente se esfuerza por no verlas. Lamentablemente, ni eludir un problema ni desterrarlo de nuestra conciencia lo hace desaparecer. Una estrategia mucho más eficaz para resolver un problema de celos es el análisis franco y honesto de las cuestiones que de él surgen. Un análisis de esas características no sólo puede ayudar a la persona celosa a mitigar lo que percibe como una amenaza. También puede ser útil para mejorar la relación y profundizar el compromiso mutuo de los miembros de la pareja. La sección siguiente es una buena oportunidad para realizar un análisis de ese tipo.


                                         
                                     
                            ¿Es usted una persona celosa?
                                   Capitulo repetido por la importancia que tiene.
Vosotros tiranos, tiranos celos. Vosotros, tira/los del espíritu.JOHN DRYDEN. THE SONG OF JEALOUSY

¿Es usted una persona celosa? Cuando hice esta pregunta a 728 personas en tres investigaciones diferentes, poco más de la mitad (54 por ciento) respondieron: "Sí, soy una persona celosa". Casi la mitad (46 por ciento) respondió: "No, no soy una persona celosa".'
Casi todas las personas que se describieron a sí mismas como no celosas han experimentado celos en algún momento de sus vidas. Más aún, sus experiencias fueron bastante similares a las de las personas que se describieron como celosas. Pero como veremos la diferencia de autopercepción entre las personas que se definen a sí mismas como "celosas" y las que se definen como "no celosas" tiene consecuencias de vasto alcance para el modo de hacer frente a los celos.

La experiencia de los celos
Trate de recordar el acontecimiento que lo hizo sentir más celoso. Tal vez le resulte difícil, pero recuerde el acontecimiento tan vívidamente como le sea posible y con la mayor cantidad de detalles. ¿Qué incidentes que estuvieran relacionados lo precedieron? ¿Cómo era la relación antes de que ocurriera? ¿Dónde y cuando se produjo? ¿Cuál fue el desencadenante? ¿Quién era la persona que se interpuso entre ustedes? Cuando sucedió, ¿cómo estaba su compañero? ¿Cómo se sentía usted? ¿Qué pensaba? Idealmente, debería recordar los detalles suficientes para poder reproducir el acontecimiento sobre un escenario o como si lo estuviera viendo en una pantalla.
Una vez que el acontecimiento esté claro en su memoria, trate de recordar con cuánta intensidad experimentó cada uno de los componentes -físicos, emocionales y cognitivos (relacionados con el pensamiento)- de los celos que se presentaron a continuación. ¿Experimentó cada uno de esos componentes muy intensamente, moderadamente o no lo experimentó en absoluto?
Si usted es semejante a las 728 personas que respondieron el cuestionario probablemente experimentó muchos de estos componentes de los celos en una cierta medida, y experimentó los que están en la parte superior de cada lista más intensamente que los que están al pie. Si experimentó todos los ítems de la lista muy intensamente, o no experimentó ninguno en absoluto, pertenece usted a la pequeña minoría de los que son "anormalmente celosos" o bien a la de los "anormalmente no celosos". Anormal, como señalé en el capítulo uno, no significa patológico, sino fuera del rango intermedio en el que caen la mayoría de las respuestas. Qué hacer al respecto es algo que depende de usted. Si la intensidad de sus celos es tal que a usted le resulta difícil manejar los, y si las técnicas recomendadas en este libro no son suficientes, tal vez le convenga pedir ayuda profesional.
Es importante señalar que la experiencia de los celos a la que se refirieron tanto las personas que se describieron a sí mismas como "celosas" como las que se consideraron "no celosas" fue similar; la única diferencia estuvo en la intensidad. Aquellos que se describieron a sí mismos como "una persona celosa" dijeron que experimentaron "intensamente" sentimientos de dolor, pena, inferioridad, agresión y resentimiento, mientras que los que se describieron como "no celosos" aseguraron que las habían experimentado "moderadamente". En todos los otros casos las diferencias entre los dos grupos fueron aun menores. Esto indica que a pesar de su complejidad los celos tienen algunos rasgos universales e identificables.

C44
                                            Las situaciones que desencadenan los celos




Es probable que no le resulte sorprendente descubrir que la intensidad de la experiencia con los celos está relacionada con las circunstancias en que éstos despiertan. A las personas que participaron en mi investigación se les plantea ron las siguientes situaciones. Eran todas situaciones reales que les habían ocurrido a personas reales. ¿Cuántos celos experimentaría usted si...
. durante una fiesta, su compañero se dedica a flirtear y pasa buena parte del tiempo bailando íntima mente y comportándose provocativamente con alguna otra persona?
. su compañero dedica mucho tiempo, durante una fiesta, a bailar con otra persona?
. su compañero se pasa un largo tiempo durante una fiesta conversando con otra persona?
. están en una fiesta y su compañero desaparece por un lapso prolongado?
. están en una fiesta y después de un rato usted se da cuenta de que no sabe dónde está su compañero?
. atiende el teléfono de su casa y el que llama dice: "perdón, número equivocado", o simplemente cuelga?
. llama por teléfono a su compañero y la línea está ocupada?
Si usted es como las otras personas que respondieron, debería sentir más celos en la primera situación, cuan do su compañero se comporta más provocativamente. No debería sentir celos en las tres últimas situaciones: cuan do el teléfono está ocupado, cuando alguien corta la comunicación al atender usted o cuando no sabe dónde esta su compañero durante una fiesta. Si estas últimas situaciones le provocan celos, usted es una persona "anormal mente" celosa. Ésta puede ser una condición temporaria provocada por el descubrimiento reciente de un amorío o también una condición más permanente. Si la primera situación no le provoca celos usted es una persona "anormalmente" no celosa.
La mayoría de las personas que respondieron esta pregunta se sintieron celosas incluso en situaciones me nos extremas que aquella en que su compañero bailaba íntimamente con otra persona; para muchos, ese comporta miento es una razón suficiente para abandonar la relación y no simplemente la fiesta. Ver que el compañero de uno pasa mucho tiempo durante una fiesta bailando con otra persona ("sólo porque él, o ella, baila tan maravillosamente, y por ninguna otra razón") es suficiente para poner celosas a la mayoría de las personas. Lo mismo vale para el caso en que uno ve que su compañero pasa mucho tiempo durante una fiesta conversando con otra persona ("sólo porque él, o ella, trabaja en la misma empresa y resulta políticamente conveniente"). Si usted se encuentra en una situación así, y su compañero "no puede entender" por qué usted está haciendo semejante escándalo por un baile o una conversación "inocentes", puede consolarse (y explicárselo a su compañero) con la certeza de que la mayoría de las personas habrían reaccionado del mismo modo. Dicho de otro modo, usted no es una persona "anormalmente" celosa.
Analicemos algunos otros de los desencadenantes más comunes de los celos.
¿Sentiría (o siente) usted celos cuando su compañero...
. tiene un (o una) amante?
. tiene un amigo (o amiga) íntimo que es soltero (o soltera) y está disponible?
. tiene un amigo (o amiga) íntimo?
. se relaciona con personas solteras y disponibles?
. expresa su aprecio e interés por una persona a la que ha conocido casualmente?
. expresa su admiración por un desconocido atractivo que ve pasar?
. expresa su admiración por una estrella del cine o la televisión?
Cuando es más probable que la gran mayoría de las personas se pongan celosas es cuando su compañero tiene un amorío. Se trata de una buena razón: las investigaciones dan a entender que la mayoría de los matrimonios en los que hay un amorío terminan en divorcio. Un amorío es una amenaza importante para una relación íntima, y los celos que desencadena reflejan eso. La admiración por una estrella del cine, en cambio, no provoca celos a la mayoría de las personas. Si usted siente celos aun en esa situación, es una persona "anormalmente" celosa. Si usted no siente celos ni siquiera cuando su compañero tiene un (o una) amante, o ya no valora la relación o bien es una persona "anormalmente" no celosa.
Sin duda, la situación que es más probable que provoque celos es aquella en la que el compañero tiene un (o una) amante. Pero resulta que aun en este caso hay diversas variantes. ¿De qué magnitud serían los celos que usted experimentaría si...
. su compañero le anuncia que él, o ella, se ha enamorado de otra persona y está considerando la posibilidad de abandonarle?
. su compañero tiene un amorío importante y prolongado?
. su compañero tiene un amorío, pero le asegura que es resultado de su necesidad de variación y no afecta de ninguna manera su relación?
. su compañero está abierto a experiencias sexuales ocasionales y las tiene con frecuencia?
. descubre que hace poco su compañero tuvo una relación ocasional "de una noche"?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, cuando ustedes dos ya eran una pareja?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, antes de que ustedes dos fueran una pareja?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, cuando ustedes dos ya eran una pareja, con una persona que ahora está muerta?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, antes de que ustedes dos fueran una pareja, con una persona que ahora está muerta?
Todas las personas que respondieron a estas preguntas dijeron que los celos más intensos correspondían a la situación en la que su compañero les anuncia que él (o ella) se ha enamorado de otra persona y piensa abandonarla. Esta es la pesadilla que desencadena los celos más intensos, aun en aquellas situaciones en que este tipo de amenaza no se plan tea. La razón es obvia: esta situación representa la peor amenaza posible a una relación de amor considerada valiosa: su final no querido, no esperado y doloroso.
En uno de mis talleres, una mujer contó lo que había ocurrido cuando se encontró en esta precisa situación.
"Mi esposo llegó a casa una noche con aspecto muy sombrío. Cuando le pregunté cuál era el problema, dijo que se había enamorado de otra mujer, que había estado teniendo un amorío con ella durante cierto tiempo, y que finalmente había decidido dejarme e irse a vivir con ella. Yo me enfurecí. Le salté encima y empecé a pegarle en la cara con las manos. Él es mucho más gran de y fuerte que yo, pero no hubo caso, no pudo detenerme. No paré hasta que me di cuenta de que su cara estaba llena de sangre."
Años después del incidente todavía no lo había superado. Cuando lo contó en el taller temblaba y sollozaba, y todavía no lograba comprender cómo ella, una persona sensata, serena y no violenta podía haber hecho lo que hizo. Sin embargo, los profesionales saben que en la situación que vivió esta mujer es en la que más altas son las probabilidades de que se produzca una reacción violenta. La persona que es abandonada por otra siente que la empujan contra la pared y que no dispone de ningún recurso para impedir la inminente catástrofe. La violencia es una respuesta a la frustración, al dolor, la rabia y la desesperación. (Volveremos sobre este punto más adelante, durante el análisis de la relación entre los celos sentimentales y la violencia.)
A la mayoría de las personas interrogadas el solo hecho de contemplar la posibilidad de que su compañero las abandonara les resultaba intolerable. Otras situaciones relacionadas con algún amorío en curso -incluso una aventura ocasional de una noche- también provocaban muchos celos. En cambio, un amorío que tuvo lugar muchos años atrás, especialmente si ocurrió antes de que fueran una pareja, despertaba pocos celos o no los provocaba en absoluto.
¿La razón? Este tipo de amorío ya no plantea una amenaza a la relación. En las raras ocasiones en que ello ocurre -como en el caso de la esposa que no para de contarle a su nuevo marido cuán maravilloso era su difunto esposo-, lo más probable es que desencadene celos. Esto es así a pesar de que la "otra persona" ya no significa una amenaza "real" para la relación.
Una relación pasada puede provocar una amenaza "percibida" aun en el caso de que no haya una provocación tan obvia. Una mujer describió los celos que sintió cuando vio por primera vez a la ex esposa de su marido:
"Estábamos en el estadio, sentados, esperan do que empezara el partido de fútbol, cuando mi marido dijo, "Ahí está Meg", y señaló a una mujer que estaba sentada del otro lado del pasillo. Sentí que la sangre se me iba a la cabeza y pensé que me desmayaba. El hecho de que el divorcio hubiese sido terrible y que hubiese ocurrido antes de estar juntos nosotros no significaba nada para mí en ese momento. Lo único que podía pensar es que habían sido novios en la secundaria, algo que nosotros nunca pudimos ser, y que él había estado locamente enamorado de ella en aquellos días de su juventud."
Aun un amorío que tuvo lugar muchos años atrás con una persona que ahora está muerta puede provocar celos en su momento a pesar del hecho obvio de que esa persona no puede significar una amenaza real, porque la persona muerta plantea una amenaza a la calidad de la relación.
Un ejemplo muy ilustrativo de una situación de ese tipo es el que se describe en el cuento corto de James Joyce, El muerto. Después de una espléndida cena familiar de Noche buena, Gabriel siente deseos de hacer el amor con su esposa Gretta. Pero ella está ensimismada en algo; una canción que alguien cantó en la reunión le recordó a un joven que cono ció en su adolescencia. Gabriel, que quiere hacerla salir de ese estado de ánimo poco propicio para hacer el amor, siente una punzada de celos:
"Al hacerle la pregunta trató de mantener el tono frío pero cuando habló le salió una voz tímida e indiferente.
"-Supongo que estabas enamorada de este Michael Fury, Gretta -dijo.
"-Lo pasaba muy bien con él en ese entonces -replicó ella.
"Lo dijo con una voz opaca y triste. Gabriel, que ahora sentía cuán vano sería tratar de llevar la a hacer lo que él quería, le acarició una mano y dijo también con tristeza:
"-¿Y de qué murió tan joven, Gretta? ¿Tuberculosis?
"-Creo que murió por mí -respondió ella. "Un vago terror se apoderó de Gabriel al es cucharla, como si en ese momento en que se había esperanzado con salir airoso de la situación, un ser impalpable y vengativo se alzara ante él, reuniendo fuerzas para atacarlo desde su vago mundo. Sin embargo, logró liberarse de él gracias a un esfuerzo de la razón y siguió acariciándole la mano.
La razón le dice a Gabriel que no hay nada que temer. Sin embargo, sabe perfectamente bien que Fury, el muerto, lo ha derrotado en la batalla por el amor de Gretta.
Así como una relación del pasado todavía puede plantear una amenaza, sitas circunstancias en las que se descubre un amorío resultan ser penosas pueden entrañar una amenaza adicional no sólo para la relación en sí misma sino también para la imagen que los otros tienen de la pareja.
¿De qué magnitud serían los celos que usted experimentaría en cada una de las siguientes situaciones? ¿No se sentiría celoso en absoluto? ¿Sentiría celos moderados? ¿Se sentiría sumamente celoso? Una vez más, todas éstas son situaciones que realmente ocurrieron.
Usted descubre que su compañero tiene un amorío y...
. Su compañero actúa con suma indiscreción, estalla un escándalo en medio de una gran fiesta, usted se encuentra colocado en el papel del amante traicionado y se espera que reaccione.
. Su compañero actúa con suma indiscreción, estalla un escándalo, usted se encuentra colocado en el papel del amante traicionado y se entera de todo estando solo.
. Todo el mundo menos usted lo sabe desde hace
tiempo
pero nadie ha dicho nada.
. Todo el mundo lo sabe.
. Sólo usted y unos pocos y fieles amigos íntimos lo
saben.
. Su compañero actúa con mucha discreción, los úni cos que lo saben son los tres implicados, y ellos dos saben que usted lo sabe.
. Su compañero actúa con mucha discreción, nadie más lo sabe, y su compañero no sabe que usted sabe.
De acuerdo con las respuestas de los interrogados, el peor desencadenante de los celos no es la situación en la que estalla un escándalo en medio de una gran fiesta. Una mujer que se encontró en esta situación describe así la experiencia:
"Yo quería irme de la fiesta, y como no podía encontrar a mi marido, decidí irme sola. Fui a buscar mi abrigo con otros invitados que también se disponían a partir. Abrí la puerta del dormitorio donde habíamos dejado los abrigos con los otros invitados pisándome los talones. Allí, encima de la pila de abrigos, estaba mi marido follando con la puerca con la que había estado flirteando toda la noche... Sentí que la sangre me subía a la cabeza y me empezaron a temblar las rodillas. Pero sabía que todo el mundo me estaba mirando y esperando mi reacción. Así que me limité a decir: 'Adiós, querido. Me voy a casa', y me fui."
La serenidad con la que reaccionó le dio a esta mujer la posibilidad de mantener la situación bajo control. Ésta y otras experiencias similares indican que, en general, las personas prefieren minimizar sus reacciones de celos en público. La expresión valiente que adoptan les ayuda a controlar sus reacciones, en cierta medida al menos, y manejar mejor sus celos.
Cuando usted descubre que su compañero tuvo duran te años un amorío del que todo el mundo estaba enterado menos usted, no tiene la presencia de ánimo que una actuación pública como la mencionada puede procurarle. Un hombre que pasó por esta experiencia devastadora la describe así:
"Estuvimos casados treinta y siete años y yo estaba seguro de que el nuestro era un matrimonio maravilloso. Un día volví a casa temprano y descubrí a mi esposa en el dormitorio con un hombre a quien yo consideraba uno de mis mejores amigos. Para mí fue devastador. Luego descubrí con horror que esto había estado sucediendo desde hacía varios años y que todos nuestros amigos y conocidos lo sabían pero nadie había dicho nada. Me sentí traicionado y humillado. Me los imaginaba hablando a mis espaldas, riéndose de mí..."
El hombre sentía que hubiera sido más fácil soportar la situación si sólo hubieran estado enterada de ella las tres personas implicadas.
Uno podría argüir que un amorío que ha durado años no plantea una gran amenaza a un matrimonio, especialmente si todos, entre ellos el compañero infiel, han tratado de protegerlo manteniendo esa relación en secreto. Aunque el descubrimiento de la "puerca encima de los abrigos" puede ser más molesto en ese momento preciso, un amorío secreto que se ha prolongado en el tiempo representa una amenaza mucho más grave. De todos modos, ambos incidentes soca van los cimientos de la confianza en el matrimonio.
¿Por qué nuestra reacción a situaciones "públicas" de esa naturaleza es tan extrema? La razón es que estas situaciones amenazan la imagen pública de nuestra relación. Hemos sido socializados para creer que la gente se enamora de su "alma gemela" y vive con ella, y sólo con ella, "y son felices para siempre". Parte del dolor relacionado con el des cubrimiento de que nuestro compañero está teniendo un amo río proviene de la toma de conciencia de que ya no podernos aplicarnos esa imagen idealizada a nosotros mismos. Cuando hay otra gente que está enterada del amorío, la imagen que los demás tienen de nuestra relación queda destruida. El hecho de que los demás lo sepan nos priva de la opción de simular ante el mundo que "todo marcha bien".

Apuntes tomados de: http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm